Reflexiones sobre el mundo que heredarán nuestros hijos

a young boy holding a blue and white flag

Cuando leo historias como la que compartió Ynetnews —sobre madres que, sin buscarlo, se convierten en símbolos de dolor, perdón y fortaleza—, siento cómo lo íntimo y lo político se entrelazan de una manera que nos sacude a todas las madres del mundo. Estas mujeres no eligieron ser portavoces de una causa, pero el destino las empujó a enfrentarse al sistema, a la pérdida y, sobre todo, a la pregunta más difícil: ¿cómo seguir adelante después de perder a un hijo?

El artículo publicado en Ynetnews cuenta las historias de dos madres israelíes: Einav Zangauker e Iris Haim, dos mujeres marcadas por la guerra y por decisiones políticas que escaparon de su control.

Einav es la madre de Matan Zangauker, uno de los jóvenes israelíes secuestrados por Hamás durante el ataque del 7 de octubre de 2023. Al principio, como cualquier madre, ella confió en las promesas del gobierno: “los traeremos de vuelta”, decían los líderes. Pero con el paso de los meses, Einav comenzó a sentir que esas palabras eran solo una estrategia política. Que la vida de su hijo, y la de los demás rehenes, se había convertido en una ficha dentro de un tablero de poder.

Cansada de esperar, Einav decidió alzar su voz públicamente. Dejó de ser solo madre para convertirse en activista, enfrentándose al gobierno con una pregunta que resonó en toda Israel: “¿Qué vale más, la vida de nuestros hijos o la estabilidad de un gabinete?”. Su historia es la de muchas madres en el mundo: mujeres que, ante el silencio de las instituciones, se convierten en su propia fuerza y en su propia justicia.

La otra protagonista, Iris Haim, vivió una tragedia distinta pero igualmente devastadora. Su hijo Yotam Haim también había sido secuestrado por Hamás, pero logró escapar después de meses de cautiverio. Sin embargo, en un giro doloroso, fue abatido por error por soldados israelíes, que lo confundieron con un enemigo.

La reacción de Iris sorprendió a todo un país. En lugar de lanzar reproches o exigir venganza, eligió el perdón. Dijo que entendía que los soldados actuaron bajo el terror y la confusión del combate, y que no podía culparlos. En un mundo lleno de odio, su gesto fue visto como un acto de humanidad radical.

Pero su historia no termina ahí. Poco después de la muerte de Yotam, Iris tomó una decisión profundamente simbólica: pidió conservar el esperma de su hijo, con la esperanza de que algún día pudiera nacer un nieto suyo. No desde la obsesión, sino desde la idea de mantener viva una parte de él, de su historia, de su amor. Fue su manera de afirmar que incluso en medio de la pérdida más absoluta, todavía puede nacer algo nuevo.

Ambas mujeres, con caminos opuestos —una marcada por la denuncia, otra por el perdón—, se han convertido sin quererlo en un espejo de lo que significa ser madre en tiempos de incertidumbre. Dos formas distintas de transformar el dolor en propósito.

Reflexión: ¿Qué nos enseña esta historia a las madres del mundo?

Aunque la guerra de Medio Oriente pueda parecernos lejana, el mensaje de estas mujeres toca fibras universales. Todas las madres compartimos ese instinto de proteger, de creer que el mundo será justo con nuestros hijos, y de sentir miedo cuando la realidad demuestra lo contrario.

  1. Las promesas rotas del sistema
    Las historias de Einav e Iris nos recuerdan que las instituciones, por más fuertes que parezcan, pueden fallar. Y cuando eso ocurre, son las familias —y especialmente las madres— quienes cargan el peso emocional. Nos enseña la importancia de criar hijos críticos, conscientes y solidarios, capaces de no aceptar la injusticia como algo normal.
  2. El amor como resistencia
    En medio de la guerra, del dolor y del caos, estas madres eligieron seguir amando. Una desde la protesta; la otra, desde el perdón. Ambas decisiones son formas de resistencia. Amar, cuando el mundo se desmorona, es una manera de no dejar que la oscuridad gane.
  3. El legado emocional que dejamos
    En cada conversación con nuestros hijos sobre empatía, justicia o perdón, dejamos una huella. Tal vez no podamos evitar que vivan en un mundo difícil, pero sí podemos enseñarles a enfrentarlo con compasión y coraje.
  4. El poder del perdón y la esperanza
    El gesto de Iris —guardar la posibilidad de un nieto de su hijo— es una metáfora hermosa: incluso cuando todo parece perdido, la vida encuentra una forma de seguir floreciendo.

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